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Eliminado por rácano...¿Y ahora qué?
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ABEL DEJÓ A FORLÁN EN EL BANQUILLO DESDE EL INICIO

Eliminado por rácano...¿Y ahora qué?

Abel Resino pecó de inocencia. Dejó en el banquillo a Diego Forlán desde el inicio y eligió a Sinama Pongolle como pareja de baile del Kun

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Eliminado por rácano...¿Y ahora qué?

Abel Resino pecó de inocencia. Dejó en el banquillo a Diego Forlán desde el inicio y eligió a Sinama Pongolle como pareja de baile del Kun Agüero, que terminó aislado en un desierto. El Atlético se despidió de Europa por rácano, porque lo intentó en la segunda parte, pero el tiempo no tiene piedad. Al conjunto rojiblanco no le bastaron 90 minutos para dormir la pelota en la red. Se acabó el sueño europeo con un empate a cero en Oporto (ver crónica).

 

Leo Franco fue, si duda, el mejor del partido. Salvaguardó la guarida del Atleti con su propia vida, no dejó que la pelota entrara antes de que el árbitro pitara el final del encuentro. La estrategia conservadora de Abel terminó por contener el fuego enemigo, sin embargo, se olvidó, o al menos eso transmitió, de que en el fútbol se necesitan goles para alcanzar la victoria. En Oporto se vio a un Atlético conservador, confiado en que el gol caería por su propio peso, pero no hizo nada por encontrarlo, hasta que llegaron los minutos finales y fue demasiado tarde.

 

Las sonrisas que se dibujaban la mañana de ayer en los jugadores rojiblancos por la estrepitosa derrota del Madrid ante el Liverpool, se borraron en la noche con su propia eliminación. La capital de España se ha quedado sin representantes europeos. El Atlético tendrá que pelear por el cuarto puesto de la Liga, si aún mantiene la ilusión de volver el próximo año a la competición más prestigiosa de este deporte.

Abel Resino pecó de inocencia. Dejó en el banquillo a Diego Forlán desde el inicio y eligió a Sinama Pongolle como pareja de baile del Kun Agüero, que terminó aislado en un desierto. El Atlético se despidió de Europa por rácano, porque lo intentó en la segunda parte, pero el tiempo no tiene piedad. Al conjunto rojiblanco no le bastaron 90 minutos para dormir la pelota en la red. Se acabó el sueño europeo con un empate a cero en Oporto (ver crónica).

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